Psic. Daniel Taroppio M.D.P.
En el Taoísmo, origen y fundamento del arte del Tai Chi Chuan, floreció hace muchos siglos la noción del Wu Wei, o “hacer sin hacer”. Este principio adquiere enorme relevancia en la práctica de la Psicoterapia y el Coaching en nuestros días.
Wu Wei indica la profunda actitud existencial que se despierta en aquellas personas que toman contacto con la sabiduría universal fluyendo dentro de ellas, y a partir de allí relajan la crónica contracción del ego, identificado exclusivamente con sus esfuerzos y con la ingenua creencia en que todo en la vida depende de él. Muy por el contrario, todo lo verdaderamente esencial e indispensable para nuestra vida ocurre más allá de nuestro control y voluntad. Desde todas las funciones vitales básicas que operan segundo a segundo en nuestro organismo, y sin las cuales no podríamos sobrevivir un solo instante, hasta los fenómenos naturales que sostienen nuestra existencia, como la salida del sol, la provisión de oxígeno, el cambio de estaciones, la rotación planetaria o la lluvia, todas ocurren más allá de nuestro control.
Nuestras intervenciones ignorantes en el ecosistema pueden perturbar estos fenómenos, nuestras intervenciones sabias pueden a veces colaborar con ellos, pero en ningún caso pueden crearlos. Su origen trasciende por completo nuestra capacidad de comprensión e intervención.
Tomar contacto con todos estos procesos naturales, reconocer que estamos vivos por acción de fuerzas que no manejamos, y en consecuencia relajarnos y descansar en ellos, en esto consiste gran parte de la filosofía del Wu Wei.
Esta sabiduría inconmensurable que es tan fácil de apreciar a nivel fisiológico, es lo que a nivel psicosocial y espiritual denomino el Núcleo Primordial o la Perfección Original del Ser: una fuente de energía vital y consciencia que se despliega en cada ser humano y en la interacción de los individuos entre sí.
Considero que acompañar a las personas en su camino de reconocimiento y regreso a esta Fuente original de sabiduría interior, es la tarea más importante que podemos desarrollar en todo proceso de Coaching o Psicoterapia Transpersonal.
En un mundo agobiado por la mentalidad patriarcal compulsiva, que apunta casi exclusivamente hacia el control racional de todo lo vivo, incluyendo no sólo a la naturaleza sino fundamentalmente a nuestro mundo interno, desarrollar los aspectos receptivos de la mente, contactar con nuestro hemisferio derecho, con la mirada femenina de la realidad, constituye una tarea urgente e insoslayable.
El avance abrumador de las cardiopatías en mujeres y hombres cada vez más jóvenes, el estrés disfuncional crónico, el síndrome del burn-out, y tantos otros males cada vez más frecuentes en nuestra época, nos imponen la necesidad de revisar nuestros modelos terapéuticos y de acompañamiento de personas. No estamos enfrentados a males exclusivamente individuales, familiares u organizacionales, sino a un desequilibrio cultural que ya está trayendo aparejadas consecuencias muy graves.
Nos ha tocado vivir en una cultura obsesionada por el progreso, el crecimiento, el control, el éxito, la tecnología omnipresente, la manipulación de la naturaleza (incluyendo a los seres humanos que somos parte de ella) carente de toda ética. Y en esta carrera desenfrenada estamos cada vez más lejos de nosotros mismos, de nuestra propia naturaleza interior.
Por más grande que sea el desafío, es preciso asumir que todo modelo terapéutico o de coaching centrado exclusivamente en el lenguaje, en los procesos cognitivos y en la racionalidad, lejos de brindar soluciones termina formando parte del problema, pues tarde o temprano se convierte en una herramienta más de control intelectual sobre el despliegue de la vida.
Ya sea que trabajemos en el ámbito de la salud mental (psicoterapia) o en el de las organizaciones (coaching), es fundamental que asumamos este desafío con seriedad. La investigación y desarrollo de modelos de Psicoterapia y Coaching que propicien el despliegue de la capacidad contemplativa, de la búsqueda del centro y el equilibrio interior, del descanso, el cuidado de la salud, el contacto con el cuerpo, las emociones, el silencio y la quietud mentales, se ha convertido en una prioridad. Ya no se trata únicamente de nuestra responsabilidad como terapeutas o coaches frente a nuestros consultantes, sino de una responsabilidad social de mucha mayor trascendencia.
Para más información consultar el capitulo sobre el Mandala del Sí Mismo en “El Vínculo Primordial”, Daniel Taroppio, de Editorial Continente.